Countdown - Parte 01

Punto de partida

La gente suele decir que en la vida hay que plantar un árbol, escribir un libro, tener un hijo y donar un órgano para que una persona cumpliera con su misión en la tierra. En mi opinión, el lema siempre me había parecido sencillo de cumplir, algo que sucedería de manera natural. Lo que nunca pensé fue que lo haría en estas condiciones… 
Hacía algunos meses, cuando las fuerzas aún estaban de mi parte y antes de que la cuenta atrás comenzara, había plantado un manzano en el patio trasero del edificio de departamentos en el que vivía. Al conserje no le vino en gracia pero a ese hombre nada lo hacía por lo que no le di la mayor importancia. El árbol tardaría años en dar frutos y lo más probable es que yo no estuviera allí para probarlos, pero estos serían los más deliciosos.
Escribir un libro, todavía hoy lo estoy haciendo, no con la mejor letra pues no puedo lograrlo, trato sólo que mi caligrafía fuera lo suficientemente legible para cuando mi amiga intentara publicarlo.
Siempre había querido ser escritora, sin embargo me había limitado a ser columnista de periódico, redactando artículos sobre los mejores lugares de Londres al que acudir el día de los enamorados o qué grupo de música estaba pegando fuerte en las principales estaciones.
Alyssa, mi mejor amiga repetía que desperdiciaba mi talento escribiendo sobre esos sosos sucesos cuando ella podía leer las historias que yo escribía cuando el insomnio me invadía. Simple pasatiempo. He de agradecer su apoyo cada vez que empezaba algo y dudaba en terminarlo. “Tú puedes hacerlo, amiga, es una gran historia”, decía ella y yo tomaba de nuevo mi ajado cuaderno y le agregaba otro párrafo. Y luego otro, y uno más hasta terminarlo.
La descendencia no era algo para lo que yo había nacido. Simplemente siempre supe que había personas que no habían llegado al mundo para tener hijos, mucho menos cuando no tenía nada que ofrecerle, empezando por un padre, alguien que lo cuidara cuando yo haya dejado de respirar. Nunca me había sentido capacitada para formar un niño cuando yo misma estaba llena de cicatrices que deformaban mi corazón.
Y donar un órgano estaba cada segundo más cerca, podía sentirlo en el casi inaudible latido de mi corazón. Él estaba cansado al igual que yo, con cada pitido de las máquinas a mi alrededor, podía verlo en el rostro de Aly que pensaba que no podía sentirla desmoronarse. Era cierto que mi vista había mermado hasta el punto de no diferenciar formas y en parte lo agradecía, no podría soportar ver cómo mi mejor amiga sufría por mí a los pies de mi cama. Podía sentir cómo la vida se me escapaba de las manos en el peso insensible de la lapicera entre mis dedos.
Faltaba poco y lo sabía. Sólo esperaba poder contarlo todo antes de partir para siempre.
“Podrías haber vivido un poco más, Jean”, habría dicho Alyssa, incluso casi podía oírla en mi mente. Si, podría haberlo hecho, pero ya no sería vida y tampoco quería aplazar lo inevitable. No quería convertirme en un conejillo de indias, estar expuesta a pruebas de ensayo y error hasta encontrar algo que lograra que volviera a mi vida.
Aún con la cabeza nublada y prácticamente desconectada del cuerpo, podía recordar escenas muy nítidas de mi vida, debía de ser porque eran tiempos felices, de esos que te roban una sonrisa cada vez que lo recuerdas. O, tal vez, sólo formaban parte de la secuencia que terminaban conmigo sobre una cama de hospital. Éste debía ser el principio del flashback que la gente repetía que uno tenía antes de morir.

***

Bueno, esta es la primera parte de algo en lo que estuve trabajando desde hace tiempo y que por esto o aquello nunca llegaba a terminar. Ya está terminado, lo que para mí ya es un gran logro. 
No prometo que sea lo mejor que haya salido de mis dedos pero espero que le den una oportunidad. Todos los comentarios son bien recibidos. 
Desde ya, gracias por leer.