Esta Cenicienta ya ha pasado por noches increíbles y por eternas tardes de tristeza. Esta Cenicienta ha amado al Príncipe azul y al vagabundo pensando que ese podía ser su cuento de hadas. Esta Cenicienta ha reído con chistes malos y ha llorado por razones que estaban más allá de ella.
Esta Cenicienta ha caído y ha llenado de lodo su mágico vestido. Pero esta Cenicienta se levantó y lanzó sus zapatos de cristal bien lejos para correr en libertad.
Para ser, finalmente, feliz. Por el tiempo que dure.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Amor cibernético




Se conocieron en la era digital, 2011, en una plataforma digital, Facebook, en una pantalla digital, iMac, pero sus corazones eran analógicos. Y sus bocas y sus suspiros no podían ser traducidos a un código binario, a un idioma de ceros y unos. Dicen que las máquinas nos comerán y acabaremos convertidos en animales digitales pero nunca sucederá eso. Las sábanas no se empapan por tormentas de ideas en foros cibernéticos sino por la fusión de dos deseos que chocan frontalmente sobre la superficie de un colchón. No se puede escanear un abrazo, ni darle a la tecla ESC cuando los malentendidos te llenan el corazón de dudas y el dolor no se puede meter tampoco en la bandeja de salida. Todo esto les pasó. Se conocieron en digital, se amaron en analógico y cuando comenzaron a discutir decidieron regresar a sus teclados. Pero pronto lo entendieron y arrojaron el ordenador por la ventana: el antivirus del amor es más amor.





Lo encontré, irónicamente, en Facebook.


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