Ella lo encontró mirándola con ese brillo que ya conocía. Mas se hizo la distraída y volvió su mirada a la televisión, siguiendo sus reacciones por el rabillo del ojo y mientras mordisqueaba su trozo de pizza.
Él la seguía observando, delineando sus rasgos, memorizando sus gestos, el movimiento de sus labios al masticar, el de su mirada vagando por la pantalla.
Ella sentía un cosquilleo en su mejilla pues él continuaba mirándola. Al girar su rostro hacia él lo confirmó.
- ¿Qué? ¿Has encontrado algo interesante en mi cara? - le pregunta ella. Él sólo sonríe -. ¡No me digas que ya tengo arrugas! -bromeó ella, intentando sacarle una respuesta sincera pues ella sabía porqué él la miraba de ese modo pero quería oírlo de su boca.
Sus deliciosos labios se curvan en una media sonrisa.
- Tú y yo sabemos que si tuvieras arrugas, no te preocuparías - "porque no eres superficial" contesta él aunque sin decirlo todo en voz alta.
Ella sintió una calidez derramarse en su interior. Debía otorgarle eso, él la conocía mejor que nadie. Incluso más de lo que ella creía.
Y le robó una sonrisa brillante descubrirlo de nuevo.
***
Texto by me.
Imagen by Erin Nicole Photography on Flickr
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