Esta Cenicienta ya ha pasado por noches increíbles y por eternas tardes de tristeza. Esta Cenicienta ha amado al Príncipe azul y al vagabundo pensando que ese podía ser su cuento de hadas. Esta Cenicienta ha reído con chistes malos y ha llorado por razones que estaban más allá de ella.
Esta Cenicienta ha caído y ha llenado de lodo su mágico vestido. Pero esta Cenicienta se levantó y lanzó sus zapatos de cristal bien lejos para correr en libertad.
Para ser, finalmente, feliz. Por el tiempo que dure.

sábado, 26 de marzo de 2011

La apariencia del cristal

Cristal es la típica chica que atrae las miradas allí donde sea que vaya. 
Su perfecto rostro parece detenido en los diecisiete. Irradia frescura e inocencia. Su pelo castaño cae en ondas delicadas enmarcando su angelical cara. 
Su piel no muestra cicatriz o mancha algunas. Si acaso se encuentra salpicada con exactos lunares ubicados en lugares estratégicos de su cuerpo. Uno a un lado de su ojo derecho. Otro en el interior del pliegue del codo y uno más entre sus redondos pechos. 
Sus ojos grandes no son ni verdes ni azules. Sino de un perfecto marrón parecido al de las avellanas, pero se vuelven miel de abeja a la luz del sol. 
Sus carnosos labios descansan bajo una pequeña nariz respingada. Luciendo sensuales con la seriedad y tiernos con la sonrisa. Si ella hubiera podido leer la mente de los hombres que la cruzaban, sabría cuán deseables eran así pintados del color de una rosa.
Su metro setenta parecía aceptar todos y cada uno de los gritos de la moda, aceptándolos y luciéndolos así se tratase de un vestido de fiesta como un conjunto de deporte. Las curvas de su extensión están colocadas armónicamente, sin parecer exageradas y artificiales.
Cristal es de apariencia perfecta. La mujer que todo hombre quisiera tomada de su mano, para pasear y que el resto del mundo la vieran con él. 
Pero Cristal, en su interior sólo desea que se mostraran en verdad interesados en ella. Por escuchar sus charlas, por saber que le apasiona la arquitectura y no sólo la manicuría francesa.
Ella quisiera que le preguntaran qué música escuchaba cuando necesitaba relajarse, qué canción cantaba mientras se duchaba o mientras arreglaba el jardín.
Ella quisiera discutir con alguien sobre política, medio ambiente o sociología. 
Que por una vez la desnudaran con la ropa aún en su cuerpo. Que llegaran a sus adentros para intentar comprender a su corazón. 
Ella quisiera que la llevaran en la cama, una vez sólo para arroparla y verla dormir.
Ella quisiera por una vez, sentirse amada.


***

Fruto de una noche de insomnio, como casi todo lo que sale de mi cabeza

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