Esta Cenicienta ya ha pasado por noches increíbles y por eternas tardes de tristeza. Esta Cenicienta ha amado al Príncipe azul y al vagabundo pensando que ese podía ser su cuento de hadas. Esta Cenicienta ha reído con chistes malos y ha llorado por razones que estaban más allá de ella.
Esta Cenicienta ha caído y ha llenado de lodo su mágico vestido. Pero esta Cenicienta se levantó y lanzó sus zapatos de cristal bien lejos para correr en libertad.
Para ser, finalmente, feliz. Por el tiempo que dure.

domingo, 20 de febrero de 2011

Anillos de boda

Él y ella caminaban tomados de la mano por una de esas ferias de chucherías, esquivando gente e intentado no perderse en la multitud. 
Algo llama la atención de la chica. Anillos, más precisamente, alianzas de matrimonio. Ella sólo sonríe y gira levemente su rostro risueño hacia él. 
- ¿Comprarás esos? - pregunta él enarcando una ceja curiosa. 
Ella ríe suavemente. 
- ¿Qué? ¿No te casarías conmigo? - quiso saber ella, no sabiendo si querer escuchar la respuesta. 
-¿Te debo contestar ahora? -musita el muchacho con una sonrisa nerviosa.
Ella sólo vuelve a reír y menea la cabeza negando. Eran demasiado jóvenes, el matrimonio no estaba en sus planes inmediatos. 
Ambos se quedaron contemplando los anillos detenidamente, como sopesando la posibilidad. 
- ¿Y si fuera yo el que los comprara? ¿Te casarías conmigo? - planteó el muchacho fingiendo observar la calidad de los anillos. 
La joven lo pensó un segundo, sabía que se trataba de una broma. 
- ¿Te debo contestar ahora? - dijo y ambos rieron.
Él la abrazó fuerte y se alejaron del puesto de joyería. Sin anillos y sin respuestas. 
Ninguno quería casarse pero en ese momento, ambos incluso lograron verse vestidos elegantemente bajo el Cristo crucificado.

***
Algo que acabo de escribir. Pido disculpas si es horrible. Llevo mucho tiempo sin practicar. 
Ah, se trata de una historia real ;)

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