"Los detalles, las pequeñas cosas, lo que parecía no importarte
son los que más invaden mi mente al recordarte.
Ojalá pudiera devolver el tiempo para verte de nuevo,
para darte un abrazo y nunca soltarte.
Cómo pensar que la vida puede terminar en un segundo,
la vida es polvo, puede esparcirse en un momento.
Mas comprendo que llegó tu tiempo, que Dios te ha llamado para estar a su lado.
Así él lo quiso.
Pero yo nunca pensé que doliera tanto."
"Yo te extrañaré" by Tercer cielo
***
El closet estaba rebosante de prendas. Rosas, blancas y rojas, sus favoritas.
Un pañuelo violeta estaba atado por las manijas de una de las puertas y un bolso crema colgaba del gancho de la puerta abierta.
Un jean descansaba mal doblado en la esquina del colchón y el perfume habitual destapado junto al espejo.
Él tomó su tapa retorcida en forma de flor y la colocó en su lugar. Ese perfume no debía evaporarse.
Observó la cama. Las sábanas lilas aún estaban desordenadas y sobre la almohada había un largo cabello rubio.
Los ojos se le llenaron de lágrimas.
Afuera, del otro lado del ventanal, el día era soleado, los pájaros cantaban y el sol brillaba en todo su esplendor, indiferente a los sucesos recientes.
Allí aparecía de nuevo ese nudo en su pecho con el que estaba lidiando últimamente y la vocecita en su cabeza negaba rotundamente la verdad.
Los últimos dos libros que había leído parecían mirarlo atónitos desde la opaca mesa de luz. Uno con un cordón rojo saliendo de en medio de las páginas.
Otra de esas cosas que no había podido acabar de hacer.
Él se sentía en ese momento como ellos. Aturdido.
Los dibujos a carboncillo aún estaban pegados en la pared. Un niño corriendo sobre el césped, una pareja de ancianos sobre una banca… un perro jugando con un frisbee.
Todas escenas ajenas a sí mismo. Todas contrastaban.
Todo le recordaba que había llegado el mismísimo final.
Evitó reparar en las fotografías sobre la cabecera de la cama. Pero su sonrisa refulgía más que los mismos rayos solares que se colaban entre las delgadas cortinas. Esa sonrisa que amaba y que ya no volvería a ver jamás.
Él sintió un peso invisible sobre sus hombros que lo dobló como si su cuerpo fuera aluminio aplastado por ladrillos, hasta que sus rodillas se estrellaron contra la colorida alfombra. Una que a ella le fascinaba y que había conseguido por una módica suma de dinero.
Ya no habría más recorridos por las tiendas de baratijas.
Rompió en llanto manoteando su almohada y abrazándola como si se tratara de la salvación para su existencia, como si abrazar la inerte almohada la pudiera devolver a la vida, como si de repente aquel objeto blando se pudiera convertir en su cuerpo contorsionado por cosquillas, con su risa resonando en sus oídos, escuchándose en toda la habitación de nuevo.
Pero allí no había nadie más que él mismo, sufriendo el peor dolor posible, buscando respuestas imposibles, deseando tener el poder de regresar el tiempo, anhelando uno de sus abrazos, oponiéndose a aceptarlo… consolándose con las amargas lágrimas, pidiendo ir tras ella pues aquí ya no había nada porqué seguir.
Ella no podía haberse ido, no de repente, no ahora y no jamás.
No podía haberse ido dejándolo solo, destrozado, sin corazón, ni alma. Sin amor.
Sin ella.
Porque allí mismo, en su habitación, no podía ver más allá de lo nubloso de sus ojos, no podía encontrar caminos, salidas ni razones. Allí mismo nada parecía tener sentido y no le bastaba con el simple recuerdo de su amada, no alcanzaba con conservar su perfume, ni con abrazar su almohada.
Nada la haría regresar y en ese momento, aovillado en el suelo creyó oír en su voz un susurro suave.
Sólo recuérdame.
***
Esto es algo que escribí hace un tiempo. Harán cuatro meses. Lo hice para descargarme.Había fallecido una actriz muy importante acá, en Argentina, que hacía programas para chicos. Toda mi generación creció viéndola y ese día se la llevó la muerte súbita mientras caminaba por al calle.
Me sentí muy triste, pues confirmé que no somos nada, nos podemos ir con la misma facilidad con la que llegamos. De un día para el otro.
>See you later.
- Listening: "Too bad" by Nickelback
¡Qué triste! Cuánto sentimiento, trilli.
ResponderEliminarPerder a alguien siempre es terrible, más lo es todavía perder para siempre a quien amas.
Entiendo a la perfección tu motivación al escribirlo. Creemos que la gente no morirá nunca, no porque seamos inmortales, sino porque "nunca" todavía está demasiado lejos. Por eso nos sorprende tanto cuando Dios reclama a alguien a su lado.